29.12.08

Llegada a Argentina

Para los fans de Woody

Tras largas deliberaciones sobre el itinerario que tomar para llegar a Bolivia, decidimos abandonar la idea de atravesar Paraguay, ese país, al parecer, lleno de contrabandistas en el que el sol es inclemente y al que no va nunca nadie, y dar el pequeño rodeo que supone bordearlo por Argentina, en dirección a la ciudad de Salta, desde donde teníamos previsto subir hacia La Quiaca, ciudad fronteriza con Bolivia, pasando por la Quebrada de Humahuaca, de la que sabíamos muy poco pero que un par de personas me habían recomendado con gran entusiasmo.

La primera incursión en Argentina la hicimos en realidad durante la segunda visita a las cataratas. El servicio de autobuses entre Puerto de Iguazú, en Argentina, y Foz, en Brasil, no está coordinado con el horario de cierre del parque de las cataratas, de manera que cuando llegamos a la ciudad después de visitar el parque y quisimos coger (perdón, tomar) el bus hacia Foz para pasar la noche en el camping, ya había partido la última unidad (vocabulario local). Taxi al canto. El taxista era un chico muy simpático, tez morena, pelo negro, una cara común y corriente. Cuando llegamos a Foz e intentamos pagarle, no tenía cambio de 100 pesos. Como de todas formas teníamos que tomar un bus desde Puerto de Iguazú al día siguiente y la parada de taxi estaba en la misma estación de buses, acordamos con él que recogeríamos el vuelto en ese momento. Nos dejó su tarjeta para que pudiésemos localizarlo en caso de que no estuviese en la parada cuando llegásemos.

Nos fuimos tranquilos al camping y cocinamos un gratin dauphinois que acabó deborado por las hormigas y no pudimos ni probar. A la mañana siguiente, Violaine y yo hicimos una visita a un templo budista que está a las afueras de la ciudad al que se llega en un bus que atraviesa los barrios más populares de Foz. Fue una miniexcursión muy bonita. Por la tarde recogimos y nos fuimos a Puerto de Iguazú. Nada más llegar, busco un locutorio y llamo a Paulo, el taxista. Quedamos en vernos en la estación media hora más tarde. Me planto en la estación con un librito y me siento a esperar. Entre tanto, un taxista se me acerca y ofrece sus servicios. Le cuento que estoy esperando a un compañero suyo y le resumo brevemente la historia. El tipo me dice que me quede tranquila, que no hay ningún problema, que si Paulo no aparece la agencia de taxis responde. Espero y espero. Pasan 30, 45 minutos, una hora, y cuando estoy a punto de irme aparece Paulo en su taxi. Desde fuera le hago una señal con la mano, Paulo me mira extrañado, para el coche y baja la ventanilla. Me acerco, lo saludo --hola Paulo-- contenta, le digo que llevo ya un rato largo esperando. Paulo me mira con cara de póker. Empiezo a pensar que el tipo se está haciendo el loco y le recuerdo que ayer nos llevó a Foz, se quedó sin cambio y acordó con nosotros que hoy nos devolvería la plata en la estación, y que además ¡acabo de hablar por teléfono con él!. Paulo me mira con cara de gran desconfianza a la vez que despliega la visera de su auto y saca dos tarjetas verdes, dos licencias de taxi, y, mostrándomelas, me explica que él no es Paulo, que él es Pablo, que Paulo es su hermano y que son mellizos. Por si eso no bastase, añade con la máxima naturalidad que él se llama Pablo Daniel y que su hermano se llama Paulo Ariel. Y yo me quedo mirándonlo atónita mientras en mi cabeza resuenan fragmentos de una conversación con Igor (Argentina es un país atravesado por el psicoanálisis) y trato de entender la absoluta carencia --o el exceso-- de imaginación de esos padres a la hora de poner nombre a sus retoños idénticos. Pablo, mejor dicho, ya Pablo, se baja del coche y discutimos los asuntos prácticos. Yo le hago saber que sí, que aunque me cueste me creo que él se llame Pablo y que tenga un hermano mellizo que se llama Paulo, y él me deja saber que me cree, que se cree que Paulo me debe plata y que no le estoy contando un cuento chino.

Estoy en Argentina. Sí señor.

Con la platica en el bolsillo, subimos al bus que nos iba a llevar hasta Salta, con una escala de dos horitas en San Miguel de Tucumán. Eran las 9 de la noche e íbamos a llegar a nuestro destino a las 11 de la noche del día siguiente. 23 horas de bus, ¿qué pasa? Nada más subir un azafato (sí, en los buses argentinos hay azafatos) nos informa del itinerario, el uso de los servicios, las paradas, el programa de entretenimiento y las comidas. Sí, nos dieron la cena y el desayuno, la comida y la merienda del día siguiente. Y yo que pensaba que mis últimas horas de bus las había vivido entre Asturias y Málaga hace ya algunos añitos... El trayecto fue interesante, o al menos la parte que recorrimos de día. Aproveché además para leer un poco más sobre las regiones de Salta y Jujuy.

La llegada a Salta fue muy chula. Eran más de las 12 de la noche y la ciudad entera estaba en la calle. Era viernes, último fin de semana antes de la Navidad, el equipo de fútbol local acababa de ganar un partido y la ciudad era una fiesta. Dejamos pasar un bus lleno a rebosar de hinchas eufóricos y cogimos el siguiente hacia el camping. Eran más o menos las dos de la mañana cuando plantamos la tienda en el camping más surrealista en el que he estado jamás. Además de camping, hace las veces de piscina municipal. En el centro, hay una inmensa piscina de formas redondeadas a la que la ciudad de Salta al completo viene a bañarse los fines de semana. Los bañistas conviven libremente con las tiendas de los acampantes, con lo cual nadie garantiza seguridad alguna. Además, todo lo que no es piscina o la minifranja de césped que rodea a la inmensa laguna artificial es tierra mojada. Pero el mejor momento, sin duda, es la entrada a los baños, unas instalaciones propias de un reformatorio franquista que dan un mal rollo... En la pared hay un cartel que reza: Se ruega no destrozar las cortinas de las duchas.

Continuará.
Un beso

Mamá, me hicieron más ilusión tus comentarios...

8 comentarios:

Unknown dijo...

Uff, pero Ráquel, ¿eran mellizos, o era un "cara" con dos nombres? Suena a obra de teatro de los payasos de la tele.
Feliz año nuevo.

Oti

Dariada dijo...

Hola Raquelucha....ya veo que por ahi todo genial :).

Pero: todas estas historias las vives o te las inventas?......

Feliz año!

Besitos

Anónimo dijo...

Raquel, qué manera de escribir, cuesta seguirte. Has pasado de no dar noticias a enrollarte como una persiana, de esas que se ruega no destrozar. Madre mía, la brasa que nos estás dando. Danos un respirito. Cómo se nota que te estás impregnando del argentinismo.
Y ahora no firmo esto para que nadie sepa quién soy y no me tachen de xenófobo, y entonces es el anonimato.
En serio, tía, sal del locutorio de vez en cuando, no sé, date una vuelta, algo, seguro que en Argentina tiene que haber mogollón de cosas que hacer.

mariaterremoto dijo...

Yo esta mañana he estado paseando por huelin taun, dando un rodeo por bulto estrit, admirando las hermosas gruas del puerto...en fin, entiendo perfectamente como te sientes...
más dias felices para el 2009. Besos apretaos

Anónimo dijo...

Hola.ija.que tal por aqui bien el bizcocho estaba buensimo.Tenia almendra .este año no estabas tu ni Manolo ni Yayza bueno .Mañana si no ay nobedad solo faltaras tu,quando quente las ubas ,las tuyas las repartiremos a tu nombre.
besitos

Anónimo dijo...

Hola Ra,no me lo puedo creer lo del taxi es buenísimo.En el proximo taxi que os subáis,si no tiene cambio que os pasee hasta agotar el saldo,o que os lo alquile para dormir a cuenta.
Estamos todos enganchados a esta telenovela.Cuando se acabe tendremos que pasar el mono de no saber de tu vida.
¿Se comen uvas al acabar el año por esos lares?
Feliz 2009.Yaiza ya ha vuelto estoy muy contenta.
Un besazo muy grande para tí y otro mas pequeño para Violen y Guilles
Celi

Ana Vázquez dijo...

Hola Raquel, si ves las risas con la anécdota del taxi en Navidad lo flipas jajaja, oye ¿cuántos son 100 pesos en euros? Jaja estaría bien saberlo. Qué dura es la Argentina, hasta allí llegó la crisis al parecer. Te he dejado un comentario en la entrada anterior para que veas que me paso por aquí de vez en cuando y dejo mi huellita. Espero que estés disfrutando a tope. El día de Navidad fuimos Celi, Cris, Yoli, Noe, David y yo a patinar así que cuando vuelvas te tienes que venir tú también que está muy chulo para pasar la tarde.

Un besito ^^

Anónimo dijo...

Hola Raquel:
Leo con mucha atención tus reportajes en Iberoamérica, son iteresantísimos tus relatos tan precisos y preciosos.
Soy una alumna muy entusiasta de tu hermana Oti.
Saludos afectuosos
Mari.