10.12.08

Eu quero morrer numa batucada geral


Hola a todos.

Han pasado ya diez días desde que me marché y ya va siendo hora de dar noticias.

Os escribo desde Ilha Grande, una isla prácticamente virgen que se encuentra a un par de horas de Rio de Janeiro en dirección sur.

Tras hacer una escala de una noche en Porto y dar una vuelta por la ciudad con Álvaro, quien me acogió como a una reina en su precioso apartamento e incluso tuvo el valor de bailar a mi lado en un club tecno de Porto, él vestido como se visten las personas para estas ocasiones (camiseta de tirantes) y yo vestida como se visten las personas para hacer un viaje al Altiplano boliviano(pantalón de treck con pantalón polar, camiseta térmica, forro polar y braga en el cuello), el lunes por la noche aterricé por fin en Río de Janeiro, con 25 grados más de temperatura el ambiente y exactamente el mismo atuendo yo. Es el precio de viajar ligera de equipaje; una no está nunca vestida para la ocasión.

En el aeropuerto de Río me esperaban Violaine y Gilles, muy morenos y muy adaptados. Poco después apareció Gerald, el primo de Violaine, que vive en Río desde hace ya 11 anos (no quiero bromas) junto con Luciana, su esposa brasilena, y Leticia y Antonio, sus dos criaturas, y que tuvo la gentileza no solo de recogerme en el aeropuerto al regreso del trabajo sino de alojarnos en su casa durante casi una semana.

Río es una ciudad muy extensa, construida en un parque natural maravilloso, llena de árboles y de agua por todas partes. Es además una ciudad muy bulliciosa, repleta de autobuses y taxis, y de personas que trasportan todo tipo de mercancías en grandes triciclos de carga, bicicletas y carritos de todo tipo. Tuvimos la gran suerte de estar alojados entre la Lagoa y el Parque Lage, justo al pie del Cristo Redentor. La Lagoa es un gran lago interior con un perímetro de unos 8 kilometros ideal para correr o pasear y para tomar agua de coco. Y eso es precisamente lo que hicimos la primera tarde que pasamos en la ciudad. El Parque Lage es un parque precioso situado al pie del Cristo y desde el que sale un camino para subir a pie al Corcovado. Hay que aclarar que no es un parque ni inglés ni francés ni de ningún otro estilo semejante a los parques europeos; en realidad, es un bosque tropical precioso. Además de las indicaciones que suelen encontrarse comunmente en los espacios verdes para el disfrute público (no tirar basura, no salirse de los caminos senalizados, etc.) en la entrada hay un cartel que te ensena a identificar las serpientes venenosas. Mmmm.

Hacía mucho tiempo que no me sentía como una turista en ningún lugar. El día que subimos al Pão de Açucar tuve esa sensación. Primero porque se sube en teleférico y después porque es imposible no querer sacar diez mil fotos de la vista, que es impresionante. Ese fue el momento en que realmente me di cuenta de que estaba en Río --y en que descubrí que estoy empezando a tener vértigo.

Luciana, que es encantadora, leía el periódico cada manana y nos informaba de las cosas que podíamos hacer. Así fue como nos enteramos de que el 2 de diciembre se celebraba el Dia Nacional do Samba y de que un tal Nelson Sargento daba un concierto en la Academia Brasleira das Letras. Fuimos. Nelson tiene ya 84 anos, y entró en el escenario anunciándonos que iba a dar todo lo mejor de sí mismo para la ocasión. Cantó clásicos de la samba con una voz ya muy rota y no tuvo la fuerza para arrancarle a la guitarra ni una sola cejilla limpia, pero fue !tan emocionante! En ese salón de actos mínimo, a las 11 de la manana de un martes, el público se emocionó y cantó con él (en Europa la gente no canta en los conciertos con butaca numerada), y yo no canté porque no me las sabiá pero el tipo me encantó. Fue una experiencia muy bonita.

Ese día también dimos un paseo por el centro de la ciudad, que está lleno de torres de vidrio y hormigón bastante altas, y visitamos la catedral, que es un edificio muuuuuy particular. Siguiendo las recomendaciones de Dani subimos en tranvía hasta el barrio de Santa Teresa. Se trata de un barrio construido en la falda de uno de los "morros" (colinas) de Río en el que conviven palacetes y casas solariegas de principios del siglo XX con moradas muy humildes. A Santa Teresa se sube en un tranvía que en su momento se cerró por motivos de seguridad y que se ha vuelto a poner en marcha por demanda popular. Como el billete de acceso se paga sólo en la primera parada, la gente sube un trecho de la colina caminando y se monta después, algunos con el tranvía en marcha. Es un espectáculo.

Antes de continuar: en Río no paseé por Ipanema ni por Leblon ni subí al Cristo Redentor. Apenas estuve 1 hora en la playa de Ipanema pero creo que no la vi "comme il faut". Lo dejo para la vuelta, del brazo de Andrés.

Pero sí fui , también por indicación de Luciana, a una lectura de poemas de Vinicius de Moraes en la que participaba Adriana Calcanhoto. Ahora qué, eh? Después de la lectura también pudimos asistir al cóctel, para el que, de nuevo, ni Violaine ni yo teníamos el atuendo adecuado. Fue divertido.

Dos de las cosas que he hecho en Río que más me han gustado:
La primera, subir al pico del Parque da Tijuca, un parque nacional de 35 kilómetros de largo que está en medio de la ciudad y en el que hay un pico de 1020 metros de altura con las mejores vistas de Río. La subida el pico es durilla (entre una cosa y otra, caminamos seis horas) pero el camino vale mucho la pena. Es un paseo impresionante por un bosque tropical. Como además durante la subida estás completamente inmerso en el bosque, cuando llegas arriba y ves la vista (de 360 grados) looooooo fliiiiiiipaaaaas! Fue realmente increible.
La segunda, que es la que da título a este post, fue un paseo en solitario por el barrio de Lapa, uno de los más populares de la ciudad. Los sábados hay un mercadillo de antigüedades y el barrio se convierte en una fiesta colectiva, desde las primeras horas de la manana hasta las ultimas de la tarde. Yo, que no sabía ni que había mercadillo (Terremoto, me acordé más de ti!) ni que los mercadillos son una fiesta, no daba crédito. En una calle que no era más larga que la Ribera de Curtidores (la calle del rastro en Madrid), había cinco conciertos de samba! Me volví loca. Tuve la impresión de que la samba (aquí dicen "el" samba) reúne a jóvenes y a viejos, a blancos, menos blancos y negros. No sé si también elimina las diferencias de clase, aunque tengo que la impresión de que no. Me habría encantado ir a uno de los ensayos para el carnaval, en alguna escuela de samba de algún barrio, pero no hubo tiempo para todo. A la vuelta al final del viaje, espero.

No me da tiempo hoy a poner fotos, pero la próxima vez pondré alguna y os contaré un poco sobre Ilha Grande.

Las muchachas en Río son muy presumidas (le dan la vuelta a sus ipods plateados para mirarse y atusarse el pelo) y las cosas tienen una escala distinta: las hormigas de alas son como moscas, las moscas como mariposas y las hojas de los árboles casi como árboles.

Muchas gracias, Álvaro, Gerald y Luciana por vuestra generosidad.

Qué alegría me dio leer vuestros comentarios.

Un beso fuerte
Continuará

10 comentarios:

hominidus babeantus dijo...

¡¡¡Yeeeee, noticias!!!!. Ya pensaba yo que este blog iba a durar sólo un post, pero veo que está en buena forma, como tú, sobreviviendo a tanta caminata, subida y samba, y vistiendo ropa polar, ni más ni menos. !!!Gózalo Raquelita!!!!

Un besote de nariz congelada

Anónimo dijo...

y más comentarios que vas a tener! a mi me entretienes un rato bueno en la oficina, y sonrío un poco imaginandote recorriendo rio y esos sitios taaaaaaan chulos que dices!

muchos besos capitana

yago

Dariada dijo...

Oleeeee!!! Ya era hora de que escribieras, que no nos habias dicho ni que habias llegado....me imagino que no tienes tiempo para perderlo delante de un ordenador y que quiza las conexiones no sean demasiado buenas .... pero me gusta leer por donde andas, ais que espero que continuen los post. Besines.
Gema

Anónimo dijo...

Raquel, anoche me dijo una chica que nos había visto cantar a los dos en la Triskel hace unas semanas y le había encantado tu voz. Decía que le habías dado mucha envidia y que le encantaría poder cantar así.
¿Cómo te has quedao?
A tu pregunta sobre la chica, la respuesta es sí.
Un beso.

Anónimo dijo...

Exuberancia, vegetación, ritmos distintos de vida… puuufff exprímelos aventurera

un beso

Almu

Unknown dijo...

¡Menos mal! ¡Estás viva y sambante! ¡Olé, mi niña!

Seguro que habéis hecho, en diez días, mucho más de lo que la mayoría de los cariocas hacen en dos años. Seguid disfrutando, dushi, y ten en cuenta tu recién descubierto vértigo. Sobre todo, si os da por cruzar ríos por puentes de soga.

Si te lo ofrecen en alguna carta de restaurante, no olvides probar el cangrejo cocinado con leche de coco. Doña Flor (la de Doña Flor y sus dos maridos, de Jorge Amado) lo recomendaba y a Enrique le encantó.

Te quiero, Raquelucha,

Clau

Raúl dijo...

Qué bueno saber de ti, Raquelita. Una duda: ¿las cuatro emes tras el comentario de las serpientes significan:
a) Mmmm. Qué apetitosas serpientes venenosas o
b) Mmmm. Qué curiosa situación esta en la que sienten la necesidad de señalizar qué serpientes son las venenosas?

Espero que sigas pasándotelo muy bien y que aproveches cada segundo.
Muchos besos,
R.

Anónimo dijo...

Yo vi una pedazo de serpiente en Floresta da Tijuca que me quedé flipando y mi amiga Claudia tan campante. Pero una pedazo de serpiente. Que no la veía entera porque los extremos se perdían entre la maleza, y entonces es el reptar.

Ana Vázquez dijo...

Se nota que no pierdes el tiempo, es muy importante que te sientas como una turista, así aprenderás más! Estos días he estado un poco desconectada así que he de leer 3posts tuyos, espero que me sorprndas con lugares nuevos tan fantásticos como éstos. El Cristo, no te olvides de él!

Besitos! Cuídate y disfruta del buen tiempo.

Anónimo dijo...

Raquel, Raquel... y yo que me estaba perdiendo tus crónicas por culpa los quehaceres diarios. Me acabo de poner al día leyéndome de un tirón todo el periplo y ¡¡me alegro tanto de todo!! Incluidos los arañazos del perro... porque luego seguro que sabrás filtrarlos para convertirlos con el paso de los años en la anécdota-más-contada. Disfruta aún más de lo que tenías pensado. Mil besos. Mariadel